Félix de Azúa
(Barcelona, 1944). Doctor en filosofía, catedrático de estética y miembro de la Real Academia Española, ha cultivado la poesía, la novela, el ensayo y el periodismo. Su obra poética está reunida en el volumen Última sangre (2007). Entre sus novelas cabe destacar Mansura (1984), Historia de un idiota contada por él mismo (1986), Diario de un hombre humillado (1987), Cambio de bandera (1991), Demasiadas preguntas (1994) y Momentos decisivos (2000). En su excelente labor ensayística se ha ocupado sobre todo de arte, literatura y política en libros como Baudelaire (1978, 1992), Lecturas compulsivas (1998), Diccionario de las artes (2011), Cortocircuitos (2004), La pasión domesticada (2007) o Contra Jeremías (2014). Sus libros más recientes son Autobiografía sin vida (Mondadori, 2010), Autobiografía de papel (2013) y Génesis (2015).


Nuevas lecturas compulsivas
Félix de Azúa rescata en Nuevas lecturas compulsivas la pasión por los libros que han marcado su vida, un recorrido emocional que constituye su segunda biografía, la de papel, de uno de los escritores más originales, brillantes y cosmopolitas de la literatura española.
Los poemas de Hölderlin, Byron, Eliot o Gimferrer; las novelas de Cervantes, Víctor Hugo, Henry James o Eugenia Ginzburg; los ensayos de Montaigne, Orwell, Steiner o Sánchez Ferlosio, entre otros, transcurren en paralelo con las vivencias del autor, en un viaje cargado de ironía y deslumbramiento. El repaso a los grandes escritores que han construido la memoria colectiva de Occidente alerta sobre la incertidumbre de un tiempo, el presente, que abandona el reposo de la lectura fascinado por la vacuidad de Internet.
En Nuevas lecturas compulsivas Félix de Azúa busca la complicidad con el lector y le contagia su entusiasmo. Porque nunca hay que dar por perdida la batalla de la lectura.
“Hay delirios que sólo pueden tener lugar en una biblioteca “ Félix de Azúa
La crítica ha dicho de Félix de Azúa:
“El ensayista más personal, cosmopolita e ilustrado de la lengua española tras la muerte de Octavio Paz”. MARIO VARGAS LLOSA
“Hay “un tono Azúa”, como hay un “tono Baroja” o un “tono Pla” o, por venirnos a lo de ahora, un “tono Savater” o un “tono Ferlosio”. Con todos estos escritores tiene que ver Azúa, por lo mismo que todos ellos tienen entre sí algo en común. En primer lugar son escritores que piensan críticamente, o sea que piensan donde otros pasan de largo, o por decirlo con palabras de don Pedro Mourlane, gentes que se dedican en buena medida al arriesgado “arte de repensar los lugares comunes”. ANDRÉS TRAPIELLO