Extracto del medio de comunicación
Archie Brown: “Fuerte no es sinónimo de buen líder”
Historiador y politólogo. Profesor emérito de la Universidad de Oxford y miembro de la British Academy, defiende la eficacia del liderazgo compartido
Desde 1960 lleva el profesor Archie Brown escribiendo y estudiando el liderazgo político. En su nuevo libro El mito del líder fuerte (Círculo de Tiza) el politólogo e historiador, miembro de St. Antony’s College de Oxford y de la British Academy, traza una amplia ruta temporal y geográfica que abarca desde Hitler a Obama, pasando por Fidel Castro, Willy Brandt, Mahatma Gandhi o Adolfo Suárez. Su objetivo es echar por tierra la tan extendida idea de que la fuerza de una única persona en política es eficaz, la creencia de que un mandatario democrático, autoritario o revolucionario debe acumular el máximo poder para obtener resultados. Brown, británico de 80 años, reivindica el liderazgo compartido y de paso ofrece un manual de ciencia política y un excelente mapa mundial del siglo XX y principios del XXI. Su libro fue señalado por Bill Gates como el mejor que había leído sobre liderazgo. “Yo escribo sólo sobre política pero él pensó que podía aplicarse a una idea más general sobre liderazgo, y ¿quién soy yo para llevarle la contraria?”, comenta, irónico, la víspera de la presentación de su libro en Madrid.
PREGUNTA. ¿Ha cambiado su idea de lo que es un líder fuerte?
RESPUESTA. Creo que es alguien que quiere concentrar el máximo poder posible en sus manos, son gente que dominan a sus colegas, el Gobierno, su partido… Yo sostengo que no hay una correlación positiva entre un liderazgo fuerte y un liderazgo eficaz y bueno. El líder que maximiza su poder es más pernicioso que bueno.
P. Pero resulta atractivo.
R. Esa dicotomía fuerte-débil no es la mejor manera de juzgar a un dirigente. Gente que se enorgullece de su fuerza como Trump en Estados Unidos, Duterte en Filipinas, Orban en Hungría o Erdogan en Turquía, parece resultar atractiva, pero debemos ser escépticos. En cualquier régimen, incluso en uno autoritario, un liderazgo más colectivo es un mal menor.
P. Expone las ventajas del liderazgo colectivo en la toma de decisiones, pero la responsabilidad última, ¿queda ahí diluida?
R. En un Gabinete cada ministro debería asumir la responsabilidad de sus decisiones, y el primer ministro debe ser responsable ante este Gabinete. El máximo dirigente debe rendir cuentas ante sus colegas. Este asunto es crucial. Estoy contra quien arguye que su posición le permite poner fin a cualquier discusión.
P. ¿El atractivo de un líder fuerte es que asume la responsabilidad?
R. Existe la idea de que un dirigente dominante puede sacar las cosas adelante, pero un liderazgo colegiado también puede tener resultados. En Reino Unido tras la Segunda Guerra Mundial, se creó el Estado del bienestar, y fue un Gobierno muy compartido donde los ministros tuvieron mucho poder.
P. ¿Cuál sería hoy un buen ejemplo? ¿La Comisión Europea?
“Thatcher fue una excepción, pero las mujeres generalmente son más inclusivas”
R. Para bien o para mal, la UE es un gobierno compartido.
P. ¿No fue eso algo que jugó a favor de los partidarios del Brexit?
R. Es difícil comparar una entidad multinacional con un gobierno nacional, porque es más complicado ser eficaz. Pero a pesar de sus fallos la UE tiene éxitos y Reino Unido está tomando una decisión increíblemente estúpida.
P. ¿Fue aquello fruto de la debilidad de Cameron como líder?
R. Convocó la votación para tratar de solucionar la naturaleza tóxica de la cuestión europea en el partido conservador. Debería haber contado con el conjunto del Gabinete, porque no puede ser solo el primer ministro quién decida una cuestión tan importante. Si los ministros hubieran deliberado puede que no hubieran llegado a la misma conclusión. Fue un ejemplo de un líder ejerciendo el poder desde sus prerrogativas personales.
P. ¿Es Irán un ejemplo de liderazgo colectivo y eficaz?
R. Es un liderazgo disperso, con distintas facciones bien diferenciadas. Esto es preferible a tener a una sola persona ejerciendo un poder absoluto.
P. ¿Los líderes que exhiben su fuerza tratan de solventar sus inseguridades?
R. Es cierto en algunos casos, como Trump, que está desesperado por ganarse el respeto. Es un excelente ejemplo de que fuerte no es sinónimo de buen líder. Trata de maximizar su poder, despide a gente si le llevan la contraria, critica a los jueces, no respeta los límites. Es imposible que el presidente en EE UU acumule tanto poder como los dirigentes de otros países, pero si nos ajustamos a los estándares de su país, Trump es un líder fuerte que está cometiendo un error tras otro.
P. ¿Más mujeres en política cambian la política?
R. Sí, aunque Thatcher fue una excepción, la mayoría de las mujeres que han dirigido países han optado por modelos más cooperativos. Angela Merkel, por ejemplo, tiene fama de saber escuchar y sopesar los datos con cuidado, incluso a veces se quejan de que tarda demasiado tiempo en tomar una decisión, porque recaba muchas opiniones. En Suecia, Dinamarca y Noruega hay más ejemplos. En líneas generales, las mujeres líderes son más inclusivas.
“La UE tiene éxitos y el Reino Unidos está tomando una decisión increíblemente estúpida”
P. Escribe sobre cuán débiles se sienten los dirigentes frente a la globalización. ¿Resulta más difícil acumular hoy poder para un político?
R. Depende de las áreas. En educación puedes cambiar muchas cosas, igual que en sanidad o relaciones exteriores.
P. ¿Es un buen momento para quienes tratan de maximizar su poder?
R. Los líderes fuertes parecen estar prosperando en muchos países. Cuando la gente siente que el país está en crisis tiende a buscar un salvador. Un líder carismático puede resultar atractivo, pero debemos sospechar porque, como dijo Weber, el carisma es neutral en cuanto a valores. Todo depende de los objetivos. Hitler eran muy carismático, y también Luther King o Gandhi.
P. ¿Qué papel juega la prensa en el encumbramiento del liderazgo?
R. Los medios refuerzan la idea de que la persona al frente del Gabinete es quien toma las decisiones y debe hacerlo todo. Ponen presión para que tome más y más decisiones y cuantas más tome menos tiempo tendrá para analizar los problemas.
P. Señala a Adolfo Suárez como ejemplo de dirigente transformador. ¿Este tipo de líder está más sujeto al revisionismo?
R. Los líderes transformadores son gente que juega un papel decisivo en un cambio a mejor económico o político. Suárez apaciguó a la vieja élite, que luego se puso en su contra con el golpe de 1981; consiguió sumar a los comunistas y a los socialistas, y tuvo un éxito inesperado con los catalanes. Gradualmente logró involucrar a más gente en el proceso. Hay que recordar que en aquel momento Suárez era considerado como demasiado liberal para la gente del antiguo régimen y no lo suficientemente demócrata para los demócratas.