Extracto del medio de comunicación
La mejor forma de ser infiel puede ser esta
«La literatura es la forma de infidelidad que goza de mejor reputación», advierte Ricardo F. Colmenero (Ourense, 1977), premio Camba de periodismo. «El Camba, más que como un premio, me cayó como un diagnóstico», confiesa en Literatura infiel, una colección de artículos como deslices que se permite la realidad para abrazarse con la imaginación por la noche o a la luz del día; en cualquier lugar y ocasión, tal es la pasión de estos amantes: realidad y ficción, periodismo y literatura, a los que Colmenero sorprende in fraganti, en la chispa de su encuentro. En las marquesinas de los autobuses de la Galicia rural de Fraga, en San Lorenzo de Piñor, en un piso de estudiantes en Pamplona, en el Santiago Bernabéu, en la playa más cara de España o en «la fiesta más guarra de Ibiza» (pasen y lean como quieran, para seguir la pista y zambullirse en una de estas noticuenticias). Splash! En cualquiera de estas escenas divertidas, delirantes, retranqueiras, fabulosas y larpeiras se sentirán dentro de una especie de Cuéntame pero con Marty McFly, Pedro J. o Risto Mejide, con mala leche y buena letra. Colmenero tiene el arte de contar verdades como puños con tacto de seda, emociona con humor y lleva en el ejercicio de su oficio una maleta de lecturas maestras, el peso de referentes que van de Pérez Galdós a Lucia Berlín o Roberto Fontanarrosa.
Él vive, trabaja, escribe y cría a su hijo en Ibiza, y viene al caso porque sus circunstancias hacen crónica social, son faragulla de sus textos. Aquí están, entre otras, sus peripecias como padre primerizo en apuros. «Puede que la dieta de la papilla le vaya bien a Jennifer Aniston, pero no a mí. La mierda me llega hasta la nuca», escribe en Monólogo interior de mi bebé a primera hora de la mañana.
Antes de ser padre a lo Berto Romero, Colmenero tuvo abuelas. Vivió amores y goles, perdió a su padre en un estadio, quiso ser Manuel Rivas y se encerró en un cuarto con Rocco Siffredi («Salí del cuarto con la idea de que Rocco, el dios del porno, la taladradora de Ortona, tenía sentimientos y leía ‘porno para mamás’»).
Sean literariamente infieles. Sin miedo, con gusto, con ganas de leer y leer más, para vivir mejor, constatando que la realidad no supera la ficción, pero la necesita para tener gracia. Y seducirnos.
«Literatura infiel»
Ricardo F. Colmenero
EDITORIAL CÍRCULO DE TIZA
PÁGINAS 330 PRECIO 21