Extracto del medio de comunicación
Santiago Isla: «Escribir es una forma de ordenarte la cabeza y, en mi caso, una diversión»
La figura del flâneur sostiene el debut literario de Santiago Isla (Madrid, 1994). Buenas noches (Círculo de Tiza) es un largo paseo por un Madrid contemporáneo, más otro breve por un París mitificado, en los que el protagonista confronta la realidad y sus pensamientos, con agudeza pero sin renunciar al humor y la ironía. Un personaje construido desde la ficción y la sensibilidad propia de Isla, quien, como vocalista y guitarra del grupo de rock Chelsea Boots, imprime a la narración un tono lírico y un ritmo que evocan su faceta musical.
-El libro de un paseante. ¿Cómo vivió el confinamiento?
-Un poco como el resto de la gente, aguantándome. Tuve suerte de que a nadie de mi entorno le pasó nada grave ni a mi salud. Dentro de lo raro de la situación, con tranquilidad. Respecto al libro, mucha gente empezó a leerlo en el confinamiento. Un libro de paseo, muy de exteriores. Quien lo leyó durante esta etapa puede que lo disfrutara todavía más porque una cosa tan simple como pasear era imposible.
-Al paseo físico se superpone el que se da con la imaginación.
-Sí, y en general esa es la magia de los libros, que, sin moverte del sofá, te llevan a otro lado completamente diferente. Por eso se dice que la gente que lee tiene vidas mucho más ricas porque ha vivido otras además de la suya.
-Su narrador pasea por Madrid, pero en su cabeza tiene París…
-París tiene ese componente sentimental para el protagonista, que es un flâneur, un concepto parisino. Está todo el tiempo impostando un personaje parisino, se ha montado una película en su cabeza y ahí entran todos los elementos: el amor, el flâneur, la elegancia y decadencia de París…
-Ya lo advierte en el libro: «El flâneur es una autoficción».
-Hay una parte de mí, pero hay otras muchas que no tienen nada que ver conmigo. Es una mezcla, al final es un juego. Escribiendo este libro me he divertido mucho y la gracia era meter algún elemento de la vida real y contrastarlo con muchos elementos que son completamente ficticios. Siempre se dice que en un primer libro las experiencias propias son inevitables.
-Hay en el narrador un desapego, una visión desmitificadora y que recurre al humor y la ironía.
-Es un personaje muy frívolo, con un poco de desdén con todo, incluso para sí mismo. Él tiene su fantasía y luego va por la vida un poco alucinado, dando prioridad a cosas que son absurdas, mientras que las del día a día, las que vivimos todo el mundo, como que le resbalan: pasan por él y ni le tocan. Es una pose. Una pose que se puede permitir, pero una pose.
-Esa ironía llega a su culmen en los pasajes de la fiesta de la puesta de largo. Mucho lujo visto desde fuera, pero algo de lo más anodino desde dentro.
-Yo en mi vida he ido a una puesta de largo. Todo eso es un poco por oídas, de gente que me ha contado. Se mezcla un poco en su mentalidad algo que visto desde fuera parece muy tontorrón, como es el concepto de las puestas de largo, pero toda esa excitación que viven los asistentes para él es algo anodino y absurdo. Los chicos y las chicas jóvenes le parecen superficiales y adopta el punto de vista que tendríamos el común, los que no estamos ligados a ese mundo.
-Para el narrador, lo que marca la diferencia es tener un esmoquin o recurrir a alquilarlo.
-Yo lo tendría que alquilar. No me he puesto un esmoquin en la vida, creo. Tendría que hacer memoria. Pero, vamos, tenerlo no lo tengo.
-En esa fiesta el narrador reconoce que escribe porque le va mal con las mujeres. ¿Qué es la escritura para usted?
-Escribir es una forma de ordenarte la cabeza, lo uses para que lo uses. Y en mi caso, diría que escribir es una diversión. Me divierto muchísimo escribiendo. Me lo paso bien imaginando escenas, en el puro escribir, incluso corrigiendo, que suele ser una pesadilla para mucha gente. Disfruto mucho el proceso.
-¿Cómo fue el paso a la escritura?
-Siempre he leído mucho, en mi casa siempre se ha leído mucho y se ha hablado mucho de libros. No sabría decir el momento exacto. Sí que desde hace varios años, además de escribir canciones, escribía cuentos, tenía siempre muchas ideas en la cabeza, pero nunca me había sentado de verdad a escribir un libro con la reflexión y el tiempo que requiere.
-Le dedica la novela a su familia [su padre es Pablo Isla, presidente de Inditex]. ¿Les ha gustado?
-Hombre, sí, les ha gustado, pero, como son mi familia, a lo mejor es una crítica un poco menos objetiva. Pero sí, sí, sí, les ha gustado. Me han animado a escribir. Como hay mucha afición a la literatura, todavía más. Es una pasión en común.
«He vivido en Galicia siete años y le tengo un cariño inmenso»
Buenas noches se publicó unos días antes del estado de alarma, que interrumpió las últimas sesiones de grabación del disco de Chelsea Boots y canceló la gran mayoría de actuaciones para este verano del grupo, que prevé retomar su actividad en otoño.
-¿Cuánto hay del Isla músico en la escritura del libro?
-Son dos mundos y dos enfoques muy diferentes, pero creo que es verdad que escribiendo narrativa sí que tengo mucho sentido del ritmo. Estoy continuamente leyendo en alto lo que escribo. Y ese punto lírico, sobre todo porque de adolescente he leído mucha poesía y ha dejado un poco ese poso. De todas formas, el proceso de escribir una canción o el capítulo de una novela es totalmente diferente. Me resulta muy difícil compararlos.
-El narrador dice que la escritura es punk: sin futuro. Y en su biografía dice que es músico y autor, pero que tiene un trabajo «de verdad». ¿Cómo ve esa parte creativa en los próximos años?
-Lo del trabajo «de verdad» es una broma. Es como dirían las abuelas: mi nieto escribe y hace música pero tiene un trabajo de verdad. Tengo nuevas ideas y nuevos proyectos en la cabeza, pero es un poco pronto. Me interesan mucho mi trabajo y también muchas otras cosas, aunque en un mundo idílico sí que me gustaría que la parte más creativa de mi vida, la música y la literatura, tomaran un poco las riendas. Mientras eso no sucede hay que ir remando.
-En la novela hay alusiones a la Terra Chá y a Ánxel Fole. ¿Vivir en Galicia le ha dejado huella?
-A mí me Galicia me ha dejado mucha huella. He vivido en Galicia siete años, mi adolescencia. Me ha marcado mucho, sigo yendo mucho y le sigo teniendo un cariño inmenso. ¡Ahora me voy a emocionar! Le tengo un cariño enorme y de una forma u otra siempre estoy deseando volver.