Holgazanería

31 julio 2022

Es una pena que el verano no dure seis meses y podamos practicar todas las formas existentes de haraganería que el ser humano haya sido capaz de inventar bajo el agujero de la capa de ozono. Mis mejores progresos los he conseguido durante largos periodos de pereza. Estar sin hacer nada se me da bastante bien y me abate cualquier propuesta que venga a soliviantar este grado cero de quietud corporal. Solo se puede pensar en cosas importantes en esta vida desde una posición lo más horizontal posible. He advertido que soy capaz de aglutinar el mayor nivel de lucidez cuando me siento saturado de holgazanería y tiempo libre.

«A veces hay que aprender a decir no a una empresa tentadora y arrojarse a los brazos del tedio.  Juan March, pensando que Julio Camba no sabría rechazar una oferta así, arrebatadora y locuaz, en su día le propuso al periodista influir para que considerasen su ingreso en la Academia de la Lengua. «¿Académico de la lengua?», preguntó Camba asustado, casi con asco. «Prefiero que me compre usted un piso», le confesó», señala Juan Tallón en «Mientras haya bares», donde añade: «En uno de sus artículos londinenses, el columnista lo admitía abiertamente: «Yo no soy capaz de un esfuerzo continuo; sí lo soy de un esfuerzo intenso».

Escribe Cioran que los romanos de la decadencia ya no apreciaban más que una cosa: el descanso griego, otium graecum, que antes despreciaban. Como estos romanos decadentes, uno ha ido estimando con la edad cualquier tipo de descanso y ha ido deduciendo que erguirse demasiado es, quizá, un simple arrebato volitivo que hay que aprender a controlar.

«Yo lo estoy pasando fatal porque llevo cinco meses de holgazanería y quiero ponerme a trabajar. Holgazanear me produce una melancolía de lo más odiosa y abominable. Me gustaría sentarme con media docena de compañeros y beber hasta morir, pero estoy harto por igual de la vida, el licor y la literatura. Si no fuese por Zelda creo que desaparecería durante tres años», dice Scott Fitzgerald en «El arte de perderse».

Felices vacaciones.

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