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Martín Caparrós, un cronista a contracorriente

Martín Caparrós. /

«Hay que profanar los géneros», asegura el escritor y periodista argentino, que cuestiona los fundamentos de la crónica convencional

Madrid. Martín Caparrós (Buenos Aires, 1957) está harto del la palabra ‘crónica’. El uso ha desgastado un vocablo que «se confunde, enarbola y babea». Así que se propuso «ponerla en su lugar» y descubrió que lo mejor era «ponerla fuera de su lugar y hacerla levemente impertinente». En esa rebelión lleva años este Kapuscinski porteño, un narrador todoterreno empeñado en «profanar los géneros» y para quien un buen reportaje «tiene mucho de cuento armado con herramientas literarias». Reúne una selección de sus revulsivos textos periodísticos en ‘Lacrónica’ (Círculo de tiza).

Acuñó el neologismo ‘lacrónica’ para encerrar en una sola palabra sus múltiples significados y quitarle «el traje elegante con el que se la viste, que no le corresponde». «No soy crítico con la crónica, sí con el súbito prestigio que algunos le atribuyen», aclara. «Ahora queda bien hablar de crónica y cronistas, pero como Groucho Marx, nunca sería miembro de un club que admitiera gente como yo. Y mucho menos estaría en su junta directiva», dice risueño y arqueando su espectacular y característico bigote de húsar.

«Hay que contar con herramientas literarias», reivindica Caparrós, que tiene en el Vasili Grossman que descubre el horror de Treblinka, en el magistral viajero Richard Kapuscisnki y el Truman Capote de ‘Música para camaleones’ a algunos de sus maestros. «Los géneros están para profanarlos», dice. «El género es hoy una mera etiqueta comercial y me interesan cada vez más los libros que no se sabe de qué genero son. Donde la literatura se la juega y avanza es en el cruce, en la mezcla y la confusión», asegura Caparrós, que tiene en su haber el premio Planeta argentino, el Herralde de novela y el Rey de España de periodismo y ha publicado un buen puñado libros, los últimos las novelas ‘A quien corresponda’, ‘Los Living’ y ‘Comí’ y el ensayo ‘El Hambre’.