Extracto del medio de comunicación
Santiago Isla: «Lo más importante de los libros es el cómo, no el qué»
En todo debut literario siempre debe interesar más la obra que el autor. Lo que pasa es que, a veces, la relevancia del escritor complica esa tarea. Con Santiago Isla podría pasar algo así —al fin y al cabo no deja de ser el hijo de Pablo Isla; además de líder de la banda Chelsea Boots, por la que algunos medios no han tardado en compararle con el cantante de Taburete—, pero sin embargo no sucede. En su primera novela, el joven sumerge a sus lectores en una atmósfera literaria fresca y sugestiva, acompañándoles de la mano por un Madrid tan propio como reconocible por todos, y recuperando de paso una figura, la del flâneur, que en estos días de confinamiento tal vez encierre una mayor carga retórica que la que se proponía el autor durante la escritura. Pero la cosa no acaba ahí: como en toda historia de recorrido —y esta novela lo es, aunque el recorrido trazado sea «un ocho tumbado»— el paisaje no es otra cosa que una herramienta de conocimiento. Desde él, el protagonista de Buenas noches (Círculo de tiza) analiza el mundo y se analiza a sí mismo, en un trote constante que no parece querer detenerse nunca porque la vida tampoco lo hace. De Isla escribe Karina Sainz Borgo en el prólogo que es un muchacho que «enciende palabras como cerillas». Hablamos con él:
Pregunta: ¿Cómo llevas el confinamiento? ¿Has echado de menos los paseos eternos?
R: Intento llevarlo con dignidad, aprovechando para leer mucho, escuchar música, ver cine… Y por supuesto para escribir. Además, he tenido la suerte de pasar estos meses muy bien acompañado. El paseo claro que lo he echado en falta.
P: La vida en las ciudades ha cambiado en estos meses. ¿Cuánto lo ha hecho ese escenario sobre el que se pasea?
R: Yo creo que el escenario sigue más o menos igual. Lo que sí han cambiado son los personajes, que se enfrentan a una extraña realidad.
P: Personalmente, encuentro que la gente ahora pasea de manera distinta. Como impostada. ¿Cómo has encontrado tú esta nueva realidad social?
R: La verdad es que el primer día que salí a pasear me resultó bastante emocionante ver a toda la gente andando por la calle. No creo que sea un paseo impostado: después de dos meses de confinamiento, todos sentimos la necesidad de reencontrarnos un poco con la vida.
P: ¿Cuánto de Santiago Isla hay en el personaje protagonista de Buenas noches?
R: El personaje tiene un punto de partida común, y a partir de ahí ya vuela libre hasta ser, en ocasiones, completamente opuesto a mí. En no desvelar el detalle de ese juego está la gracia.
P: ¿Y cuánto de personaje hay en Santiago Isla?
R: El personaje de cada uno es una exageración de ciertas líneas de su persona. Yo los tengo completamente diferenciados: hay una gran parte de mi vida que me guardo para mí.
P: ¿Por qué es importante la estética?
R: Porque hace la vida mejor.
P: ¿Y cuánto lo es el humor, o al menos ironía?
R: El humor es importantísimo, sobre todo contra uno mismo.
P: Además de escritor, tienes un grupo de música. ¿Son oficios complementarios o uno prima sobre el otro?
R: Bueno, mi oficio principal, si tenemos en cuenta las horas dedicadas, es un trabajo de oficina bastante común. Entre la música y la literatura, ni puedo ni quiero elegir.
P: ¿Hasta qué punto ser «el hijo de Pablo Isla» ha afectado a tu trayectoria?
R: En realidad no creo que pueda llegar a saberlo nunca a ciencia cierta. En cualquier caso, ser el hijo de Pablo Isla es, ante todo, un motivo de orgullo.
P: ¿Es posible escapar de la etiqueta, o llega un momento en el que la etiqueta acaba siendo irrelevante?
R: Para mí es completamente irrelevante. Además, escapa a mi control.
P: ¿Cuánto de idealizada está la forma en que los medios ilustran la vida de «los cachorros de la jet set»?
R: Siempre que se cuenta una historia se tiende a exagerar, y eso pasa en cualquier orden de la vida.
P: Y el estereotipo del poeta maldito, ¿no es ya una carcasa sin contenido?
R: Honestamente, creo que siempre lo ha sido. De ahí su atractivo.
P: ¿Dónde acaba la moda estética y dónde empieza el arte?
R: Podríamos estar hablando días sobre esto. Quizás, a modo de resumen, el arte tiene más vocación de permanencia. Aun así, estamos en el siglo XXI, todo es relativo, y las fronteras entre lo que es o lo que no es arte están absolutamente difuminadas.
P: En un momento del libro un personaje le espeta a otro que sólo mira al resto de personas como si fuesen meros personajes secundarios de su propia novela particular. ¿Es realmente evitable vivir así, de alguna forma?
R: Creo que es por lo menos parcialmente evitable, la herramienta es la empatía. Cuanto más empático eres, más consciente de que tu propia historia –que tan grande parece– es solo una más entre otras tantas de igual valor.
P: Es una novela de desamor, pero también de reconstrucción. ¿Qué es más catártico: la lectura o la escritura?
R: Diría que la escritura es más catártica porque sale de ti, pero el consuelo que encontramos en la lectura –o en la contemplación de cualquier arte– es una experiencia universal.
P: ¿Cuántos madrides se te han quedado en el tintero?
R: Muchos. Madrides hay infinitos, como infinitos son los puntos de vista sobre la ciudad. Yo he contado el de este personaje, inspirado en el Madrid que me ha tocado vivir.
P: ¿Cómo le venderías tu novela a un lector indeciso que aún no sabe si comprarla en una librería? ¿Qué se va a encontrar en ella?
R: Le diría que es un libro fresco y bien escrito. A veces nos centramos mucho en el «qué» de los libros cuando lo más importante es el «cómo».
P: ¿Para cuándo la siguiente?
R: Tengo alguna idea embrionaria, pero vamos a dejar que se desarrolle antes de anticipar nada.