“Sólo los muertos han visto el final de la guerra.” – Platón
“Se disponía a aterrizar por primera vez en Mogadiscio el día en que Ryszard Kapuściński agonizaba en un hospital de Varsovia, sin saber que su muerte simbolizaría el hundimiento de una forma de entender y vivir el periodismo.”
El día que murió Kapuściński es una novela que rescata un oficio en vías de extinción. Ramón Lobo, uno de los corresponsales de guerra más reconocidos internacionalmente, retrata en estas páginas los mayores conflictos mundiales que cerraron el siglo XX e inauguran el XXI, con el rigor y la agilidad que sólo están al alcance de los mejores.
Roberto Mayo y Tobias Hope -alias Puta Esperanza-, dos reporteros ya curtidos en muchas batallas, han cubierto los enfrentamientos en las zonas más peligrosas del planeta para narrar en primera persona el horror que quedaría impune sin su relato y sus imágenes.
Ambos, junto a otros hombres y mujeres que se enfrentan cada día al desastre de la guerra, forman una extraña tribu de nómadas unidos por la necesidad de contar lo que los demás no queremos conocer. Una labor que exige dejar atrás amigos, familia y hasta sus propias convicciones, en una vida tan insegura e implacable como adictiva
Una historia que nos adentra de forma magistral en la soledad inabarcable de un reportero de guerra. Un trabajo que consiste en caminar siempre en la dirección contraria a la gente sensata.
Reseñas
“Ramón Lobo tiene la superior cualidad de colocar cada palabra, en su exacta medida expresiva, sin retórica ni deslizamientos sensacionalistas, al servicio de lo que ve, oye y siente”. José Saramago
“Parece ser que los mejores corresponsales de guerra se forman en los conflictos familiares y viven su vocación como un modo de huir de una historia privada difícil. Los tiroteos balcánicos suavizan el fuego amigo del hogar”. Luis García Montero
“Su nombre es una marca de prestigio en la profesión, por encima del medio al que ha estado ligado. Una persona a la que se le respeta por su trayectoria, que no vive de las rentas y sigue explorando nuevas vías”. Mikel Ayestarán