Extracto del medio de comunicación
Ana Iris Simón: “Hoy es más fácil ser David que Goliat
De trabajar en Telva pasó a hacerlo en Vice (si eso no es capacidad de adaptarse a las circunstancias…) Ojo, que ni en una revista ni en otra Ana Iris dejó de ser… Ana Iris. En ‘Feria’, su primer libro, vuelve a ser ella misma, y a plenitud. Se trata de una colección de vivencias, con La Mancha como escenario, la familia como reparto, los rituales como subtexto y la crítica social argumento. Es difícil leerlo sin excederse en elogios y más difícil todavía terminarlo sin sentirte parte de los Simón. Cuando se lo dices, Ana Iris te responde: “¡Qué guay, joder!”.
‘FERIA’ ESTÁ SIENDO UN ÉXITO DE CRÍTICA Y DE PÚBLICO… DE PÚBLICO MUY DISPAR. LO HAN ELOGIADO DESDE RAMÓN ESPINAR POR LA IZQUIERDA HASTA ENRIQUE GARCÍA-MÁIQUEZ POR LA DERECHA.
Yo feliz de que le guste a gente tan diferente. El texto de Máiquez me emocionó mucho; me hizo llorar. Lo que me alucina más es cuando el que habla bien del libro es un liberal. Entonces me digo: qué está pasando aquí.
¿UN LIBERAL? AHÍ TIENES A DÍAZ VILLANUEVA, OTRO ENTUSIASTA.
Lo sé. Y me sorprendió un montón lo de Fernando. Yo creo que es porque, aunque tiendo a hablar mucho de política, incluso a verlo todo en esa clave, no he escrito un ensayo, sino un libro de vivencias. Y es más fácil conectar con la gente desde la experiencia -la ideología de mi abuelo, las historias de mi tío, las discusiones con mi padre…- que desde una cátedra en la Complutense o apoyando tu tesis en Gramsci o Lacau. Por eso lo transversal del libro, creo.
“TRANSVERSAL”. HACE TIEMPO QUE NO SE USA ESA PALABRA.
Esa maldita palabra. Tanto hablar de ella y al final resultó que nos daba miedo. Hemos vuelto al momento pre 15-M, pero por bloques. De un lado nos dicen: “¡Alerta antifascista!”. Y del otro: “¡Es la dictadura social-comunista!”. Y ni una cosa ni la otra. Lo que hay es miedo a coincidir. Es tanta la polarización que el otro ha dejado de ser un interlocutor válido.
¿Y HAY QUE RESTAURAR AL OTRO EN ESE PAPEL?
Cualquier persona con una inquietud, un afán por transformar el mundo, debería perder el miedo a coincidir, porque de eso van las colectividades, de conectar con el otro, de protegernos frente aquello que nos amenaza.
SOROS NO TIENE MIEDO A COINCIDIR CON EL CÍRCULO LIBERTARIO DE LAVAPIÉS.
O mejor: el Círculo Libertario de Lavapiés no tiene miedo a coincidir con Soros. O con Bill Gates. O con el CEO de Twitter. O con el Santander. ¿Por qué íbamos a tener miedo a coincidir los que no pensamos como ellos?
OTRA CLAVE DEL ÉXITO DE ‘FERIA’, PIENSO, ES QUE NO SE TRATA DEL ENÉSIMO LAMENTO DE UN MIEMBRO DE LA AUTODENOMINADA GENERACIÓN MEJOR PREPARADA DE LA HISTORIA QUE SE SIENTE ESTAFADO POR EL MUNDO.
Yo es que no tengo esa sensación. El otro día leí a alguien, no recuerdo quién, decir: ¿preparados para qué? Desde luego para lidiar con la realidad que nos ha tocado vivir, no. Si no, ¿a qué tanta depresión y tanta ansiedad?
¿Y SI ALGUIEN DE TU GENERACIÓN SÍ TIENE ESA SENSACIÓN?
Es porque peca de no aceptar ni su libertad ni, sobre todo, su responsabilidad. Para que te den gato por liebre tienes que haber querido comprar liebre.
EN VUESTRO CASO, ¿CON QUÉ TIENE QUE VER ESE COMPRAR?
Sospecho que con la idea de la meritocracia y con el mito del universitario, del emprendedor: haz esto y ocurrirá esto otro, como fórmula casi infalible.
OTRA IDEA QUE CUESTIONES EN EL LIBRO ES LA DEL ABRAZO ACRÍTICO AL PROGRESO, LA DE HIPOTECARLO TODO EN UNA HUIDA HACIA DELANTE QUE FALLA.
En eso sí hemos sido engañados, pero no solo los de mi generación.
ERES JOVEN, ERES MUJER, PERTENECES A LA CLASE OBRERA Y A ESO QUE LLAMAN LA ESPAÑA VACÍA… Y SIGUES SIN SACAR TAJADA IDENTITARIA.
Y mira que me habría resultado fácil. El mercado, aparte de seres creantes, quiere seres sintientes y sufrientes. En el libro he renunciado a escribir sobre el shock que le supuso a la hija de unos carteros y a la nieta de unos feriantes -o sea, yo- entrar a trabajar en una revista de moda femenina como Telva. Pero es que no lo viví así. Ir de víctima habría sido mentirme a mí misma. ¿Que las cuestiones materiales importan? ¡Joder que si importan! Pero no lo son todo.
¿ENTONCES?
Construir la realidad a partir del victimismo no me parece interesante desde el punto de vista literario, ni siquiera del social. Creo que es justo y necesario ir un paso más allá. Ahora es mucho más fácil ser David que Goliat.
HAY GOLIATS QUE MATARÍAN POR SER DAVID.
Alucino con esa gente que ha crecido en Aravaca o Pozuelo que te dice cómo mola Jarfaiter.
¿TE LO PREGUNTO O NO TE LO PREGUNTO? VENGA, TE LO PREGUNTO: ¿QUIÉN ES JARFAITER?
Jarfaiter es un skineto que en sus canciones habla de pegar palizas y de llevar navaja, y del que, después de escucharlo mucho, no sé si es de extrema derecha o de extrema izquierda. Es muy fácil que te mole Jarfaiter cuando no has tenido a alguno como él de compañero de la ESO, sin dejarte atender en clase o sufriendo porque le tenías mucho cariño y no entendías que se partiera la cara cada fin de semana sin venir mucho a cuento.
Y APARTE DE ESOS JARFAITERS DE LA FILA DE ATRÁS, ¿DE QUÉ RECUERDOS ESTÁ HECHA TU INFANCIA?
De soledad y de pueblo. Mi único hermano llegó cuando yo tenía diez años y crecí en un pueblo de mil habitantes, de calles desiertas y gente mayor, en el que apenas había niños. Me pasaba las horas jugando sola. Y no me aburría. Tampoco lo recuerdo como algo triste; al contrario.
EL PUEBLO -ONTÍGOLA- ES CUALQUIER COSA MENOS UN PUEBLO CON ENCANTO.
Es un pueblo muy feo. Está lleno de chalets, por él pasa una carretera y hay un puticlub demasiado cerca. Ni siquiera es el típico pueblo pintoresco de La Mancha, como ese otro en el que nací: Campo de Criptana.
DE CUYO NOMBRE HOY SÍ QUIERES ACORDARTE, PORQUE DE NIÑA TE DABA VERGÜENZA.
Me daba mucha vergüenza. Yo es que no quería ser como la Juani, la sirviente de aquella familia maravillosa de clase media, la de ‘Médico de Familia’. Igualmente era feliz en las ferias, pero también me daba vergüenza reconocer que mi familia pertenecía a eso, porque era un lugar de quinquis y de gentes con la camisa llena de lamparones. O ser de La Mancha. Era mejor ser de Madrid, que era donde vivía la familia de ‘Médico de Familia’.
Y AHORA, ¿TE AVERGÜENZAS DE HABERTE AVERGONZADO?
Cómo me voy a avergonzar, si era una niña. Lo que no sé es de dónde nacía la distancia entre lo que era y lo que para mí tenía que ser porque lo decía la televisión. Y es curioso: los padres del colegio público en el que estudié eran como los míos, exactamente igual. De clase trabajadora. Hoy me arrepiento de otras cosas.
¿POR EJEMPLO?
De haber perdido el tiempo. De pensar, con 19 años, que me tenía que ir a Madrid, porque quedarse en Aranjuez era cosa de paletos.
LUEGO MADRID NO RESULTÓ PARA TANTO (NI ARANJUEZ PARA TAN POCO). POR MIRAR EL LADO BUENO: LA EXPERIENCIA TE SIRVIÓ PARA DARTE CUENTA.
Hoy un chico me decía eso y no estoy de acuerdo. Hay gente que vive acríticamente, haciendo las cosas por defecto para siempre. ¿Les sirve de algo la experiencia? No. Y al revés: hay quien tiene muy claro lo que quiere, sin necesidad de probar lo contrario para darse cuenta. Para ir al cielo no hace falta bajar al infierno.
AL FINAL VA A TENER RAZÓN TU ABUELO: “EN LAS CIUDADES NO SABÉIS DE NÁ”.
Ese es mi abuelo Vicente, el único que tengo vivo. Se ríe mucho de mi hermano y de mí porque, de todos sus nietos, somos los únicos que no hemos crecido en el pueblo. Y no solo se ríe, se condena, que es como en La Mancha llaman a enfadarse. Y tiene razón. Nuestra supuesta superioridad moral e intelectual hace que lleguemos a los pueblos como entes civilizadores. Y en verdad no sabemos de ná.
PERO ¿Y EL ORGULLO DE TUS MAYORES DE QUE ESTUDIASES EN LA UNIVERSIDAD?
Ellos decían “llegar a la universidad”, como si la universidad fuese la luna. Y sí, estaban orgullosos. Mi abuela le enseñaba a la Tere, su vecina, el Telva, la revista donde empecé: “Mira a la chica del Javi…”. E igual de orgulloso de mí mi abuelo, que aprendió a leer a los 7 años, yendo de noche a casa de un maestrillo de pueblo. Al final era la proclama de las manifestaciones, que probablemente ellos desconocían: el hijo del obrero a la universidad.
TODA UNA CONQUISTA.
Indudablemente para ellos… y para mí, claro. Pero no era el cheque prometido al ascensor social, como pensaban. Si es que existe tal cosa.
¿TE ENSEÑARON A SER PERIODISTA EN LA UNIVERSIDAD?
Habría mucho que debatir sobre si el periodismo se aprende en una facultad. Yo aprendí más en la redacción de Telva -y luego en la de Vice- que en cinco años de universidad estudiando la pirámide invertida de la noticia o teoría del reportaje.
Y OYENDO VIEJAS HISTORIAS FAMILIARES, ¿TAMBIÉN APRENDISTE A HACER PERIODISMO?
Si el periodismo es contar historias, en la universidad no me enseñaron. Aprendí más de mi abuelo materno, que era feriante, muy apegado a la cultura popular y que había convivido con un montón de recitadores. También de mi tío Hilario, el hermano de mi padre. Y de mi padre, cuando me llevaba en el Lada y ponía ‘Mar Antiguo’, de El Último de la Fila, una canción que dice: “no hay otros mundos, pero sí hay otros ojos”.
CON TU PADRE TAMBIÉN HAS APRENDIDO A DEBATIR.
Y nuestras discusiones llegan a unas cotas que alucino. Que recuerde, tenía cuatro o cinco años cuando le dije que la nada existía, que yo podía pensar en ella; y él que no, que estaba pensando en blanco y que si piensas en blanco estás pensando en algo. Y así desde entonces. Ir a verle significa que va a haber tomate. Pero, como le dice mi hermano, la culpa es suya por haberme hecho así. Y a mí me encanta.
UNA DISCUSIÓN RECURRENTE CON ÉL, LO CUENTAS EN ‘FERIA’, ES LA DE LOS SÍMBOLOS NACIONALES.
Que yo le digo que hay que resignificarlos. Cuando en mi instituto de Aranjuez todos flipaban con la tricolor y escuchaban a Mago de Oz, yo me compré una camiseta con la bandera de España. Y eso que vengo de una familia donde la tricolor está expuesta en la sala donde nos reunimos. Y le decía a mi padre: hay que resignificar los símbolos nacionales, no podemos dejarlos en manos de la derecha. Y más cosas.
¿COMO CUÁLES?
Que el internacionalismo al final lo han terminado haciendo los otros. Asistimos al fin de los estados-nación a manos de un internacionalismo empresarial. ¿Por qué los obreros no iban a tener patria?
¿SE LO PREGUNTABAS TAMBIÉN A TU PADRE?
Cuando era adolescente, sí, y se quedaba patata, asustado, como diciendo: estas tesis ya las sostuvo alguien antes y no me gustan. Una vez, hace dos inviernos, me vio leyendo un libro de Ledesma Ramos y me preguntó: ¿qué, que no es tan diferente, eh? Y se reía.
¿QUÉ PROBLEMA TIENE TU PADRE CON ESPAÑA, SI ES LECTOR DE INSUA?
A mi padre le gusta Insua por cómo lee la conquista de América, por cómo lee la historia de España, por cómo lee la idea misma de España. Más que con España, mi padre tiene un problema con los símbolos nacionales. Me va a regañar si te lo cuento…
MIENTRAS NO ME REGAÑE A MÍ.
La otra noche, su novia le vio despertarse sonámbulo, mientras decía: que soy español. Alguien que en sueños dice eso muy avergonzado de España no está. Es la típica persona de izquierdas orgullosa de ser español.
¿ENTONCES?
Es producto de sus circunstancias, como lo somos todos. Mi padre me contó una historia, que me marcó mucho de pequeña, cuando el profesor de párvulos le dice que su abuelo se ha ido con los malos españoles. ¿Qué idea vas a tener de los símbolos nacionales, cuando de niño te han obligado a salir al patio a cantar el Cara al Sol y te han dicho que tu familia es la anti-España?
COMO PRODUCTO DE SUS CIRCUNSTANCIAS, TU PADRE ES LO CONTRARIO DEL HOMBRE BLANDENGUE, ESE QUE REPUGNABA AL FARY.
El otro día me entrevistaba una periodista buenísima, que me dijo: tratas con mucha indulgencia a los hombres. Indulgencia. Me maravilló el término, como si la masculinidad fuese en sí misma un pecado que hubiera que perdonar. Seguramente la periodista no fue consciente del significado ni de qué término había elegido, pero el caso es que lo eligió.
¿CUÁL ERA, POR CIERTO, LA PREGUNTA?
Qué masculinidad reivindicaba yo. “La de mi padre”, respondí.
¿O SEA?
La de un hetero básico, como se les llama ahora, que cuando yo era niña miraba a las chicas guapas en los pasos de cebra, como si no me diera cuenta; la masculinidad hegemónica a exterminar, dicen algunas, de aquel al que le flipa el fútbol y se emocionó con el gol de Iniesta; la de mi padre, en fin, que cuando mi hermano salió del armario le enseñaba la contraportada del As o le decía que le iba a llevar al obispo de Alcalá, “a ver si te curas”.
PORQUE YA SOIS MAYORCITOS, TU HERMANO Y TÚ, SI NO, LE RETIRAN A TU PADRE LA PATRIA POTESTAD, TAL COMO ESTÁN LAS COSAS.
A veces cuelgo pantallazos de mensajes de WhatsApp de mi padre. Por ejemplo: “Iris: ¿a ti tu ordenador te avisa de ‘maduras calientes en tu zona’ o es solo el mío?”. Él no se da cuenta de hasta qué punto es un personaje y su manera de ver el mundo no es la habitual. A sus cincuenta años no tiene Twitter ni Facebook. Y es maravilloso. Como lo es que la dictadura de lo políticamente correcto solo funcione de puertas afuera.
¿Y DE PUERTAS ADENTRO?
Basta ser un poco listo, y mi hermano lo es mucho, para saber que es tu padre, que te quiere y solo te está haciendo una broma.
ES DECIR, CON TU PADRE TE PERDONAS LA INDULGENCIA.
¡Si llora con ‘Big Fish’! Él representa, sin saberlo, todo lo que dicen que está mal ser en el mundo hoy. Pero, a la vez, dejó de trabajar para cuidar a mi hermano porque, cuando le llevaba a la guardería, se le partía el corazón de verle llorar. No tengo nada que perdonarle. Ya era padre antes de ser padre. Ese ha sido su único objetivo en la vida. Intuía que su mejor manera de estar en el mundo era siendo padre. No podía no serlo.
IGUAL QUE TU ABUELO NO PODÍA DEJAR DE SER PADRE PRIMERO Y LUEGO ABUELO.
Mi abuelo nos regaña un montón a sus nietos por no tener hijos. O por no tenerlos al ritmo que considera que hay que tenerlos (él tuvo ocho). Se pone triste de verdad.
¿Y TÚ?
Cuando muere mi tío Hilario (que muere de repente), empiezo a pensar en lo que hablábamos antes: el tiempo perdido. De haber tenido un hijo entonces, este no solo habría sido mi hijo; habría sido también el nieto de mi padre, el bisnieto de mi abuelo y el sobrino nieto de mi tío Hilario, al que ya nunca conocerá.
A ESE HIJO QUE NO TIENES LE DEDICAS UN CAPÍTULO EN ‘FERIA’.
Es el capítulo que más me gustó escribir. En él reflexiono sobre la conciencia de linaje, la importancia de las familias extensas a la hora de transmitir, sobre el pacto generacional, la responsabilidad de devolver lo que nos han dado, que es, básicamente, el cuidado…
HASTA AHORA HEMOS HABLADO MUCHO DE TU PADRE Y SU FAMILIA, PERO POCO DE TU MADRE Y LA SUYA.
Mi madre maravillosa. Y diferente. A todos mis amigos les encanta. También es muy graciosa. Dice que la versión cinematográfica del libro la tiene que dirigir Paco León. Yo le digo que no veo a Paco León haciendo una película de nuestras vidas. Pero ella dice que sí. Y que se interpreta a sí misma o no firmamos. Ya te digo, muy graciosa.
Y TIENE CARÁCTER, COMO TU PADRE.
Con ella también discuto, pero es menos vehemente que mi padre. Yo creo que es porque ha crecido en una familia mucho menos ideologizada y muy peculiar en cuanto a costumbres. Una familia de feriantes.
QUE DA TÍTULO AL LIBRO.
A mi madre le marcó el oficio de sus padres, profundamente. Ella nació un 12 de julio y el 14 ya estaba en la feria. Vivir una vida nómada, de feria en feria, con sus padres y sus cinco hermanos, hizo de ella lo contrario a la típica madre pesada de cómete esto, no vayas con esa persona, eso es malo para ti, abrígate… Durante años pensé que no me profesaba el amor de otras madres a sus hijos. Hasta que descubrí que me había enseñado a ser libre.
¿Y A TI? ¿TE MARCÓ EL OFICIO DE TUS ABUELOS?
Menos que a mi madre, claro. A mí a la feria me llevaban en verano, como algo puntual. La feria que yo conocí era muy descafeinada.
¿QUEDA SITIO EN EL MUNDO DE HOY PARA LAS FERIAS?
No, desde luego, para las que conoció mi madre. Hoy el bombero torero sería un escarnio hacia los hombres con acondroplastia y los ponis un ejemplo de explotación animal. Por no hablar de los niños, como mi madre y sus hermanos, con puestecito al lado del puesto grande de sus padres. Y, sobre todo, por lo ritualístico. No hay lugar para las ferias en el mundo de hoy porque no hay lugar para los rituales.
¿A QUÉ LO ATRIBUYES?
A una oferta masiva que nos permite consumir lo que queramos cuando queramos. Piensa en la fruta de temporada. Puedes comerla en cualquier época del año. Ya no tienen sentido las estaciones. Ni, en otro orden, las ferias, que también eran ordenadoras del tiempo de la comunidad. Estamos asistiendo a la muerte de los rituales.
¿ERA ESA NECESIDAD DE RITUAL LA QUE TE HACÍA ESCAPARTE DE NIÑA PARA IR A MISA, CON LAS VIEJAS DE TU PUEBLO?
No ha sido hasta mayor que no me lo he planteado. Y sí. Tenía mucho que ver con los rituales. Si lo piensas, la misa es un acto performático, incluso para los niños que, como yo, no nos obligaban a ir a la iglesia.
NO ES QUE NO TE OBLIGARAN, ES QUE TU FAMILIA POR PARTE DE PADRE ERA COMUNISTA.
Comunista y atea. Pero muy ritualística, con sus normas y jerarquías no escritas. Hasta el punto de adivinar grietas en su ateísmo cuando moría alguien de la familia. Recuerdo a mi prima Marta preguntando por qué no le ponían las gafas a mi abuela muerta, como si las fuera a necesitar.
¿Y LA FAMILIA DE TU MADRE?
Muy cristiana, con un tío abuelo cura y otro misionero. Y una abuela, la mía, siempre mezclando cristianismo, superstición y cultura popular. Con siete años me dijo: “cuando me muera te me voy a aparecer y tu madre no te va a creer porque tu madre es una incrédula”. Y yo, claro, me cagaba.
¿SE TE APARECIÓ?
Cada vez que sueño con ella, los días siguientes me pasa algo relevante y bueno. Y saco la conclusión de que esa es su manera de aparecerse. Esa y a través de todo lo que dejó en el mundo: sus hijos y sus nietos.
¿Y TU MADRE CREE O ES VERDAD QUE ES UNA INCRÉDULA?
Eso pensaba mi abuela. Pero cuando esta murió, mi madre empezó a ser un poco ella. Incluso se pidió en herencia un Cristo que había en su casa. Ahora, que anda decepcionadilla con Podemos, dice que ya no cree en ideologías ningunas, que solo espera la segunda venida de Cristo.
¿TÚ CÓMO TE QUEDAS?
Yo me río un montón. Como cuando dice que Jesucristo fue el primer revolucionario y me acuerdo un vídeo de Chávez en el que dice lo mismo y termina hablando de posesiones demoníacas.
ES CURIOSO LA CANTIDAD DE REFERENCIAS A DIOS A LO LARGO DE LAS PÁGINAS DE ‘FERIA’.
Empecé a preguntarme por Dios a raíz de la muerte de mi abuela paterna y de mi tío Hilario. Y sí, he terminado escribiendo un libro sobre Dios. Pero sin darme cuenta. Que, a lo mejor, es la única manera sincera de hacerlo. O la única manera de la que yo soy capaz.