Un buen año

26 diciembre 2022

Cuando leo a Montaigne siento que aumenta mi esperanza de vida. Me corta los bostezos y me abre senderos por los que escapar en esos días en los que uno piensa en darle al cuchillo nuevas utilidades. Tiene páginas que me hacen llorar como al emperador Conrado III, que tras poner cerco a Guelfo, duque de Baviera, solo permitió que escaparan del asedio todas las mujeres que permanecían con el noble. Podían irse a pie y portando encima lo que pudieran. A éstas, en un arranque de ingenio, se les ocurrió cargar a hombros a todos los maridos e hijos, y al duque mismo, y esto le rompió el corazón al emperador.

«Montaigne fue el modelo de Josep Pla. También él vivió en un país agotado por una atroz guerra civil, rodeado por las fieras que sojuzgaban a un pueblo apático y atontado. Algunos libros de Pla, tan próximos a la engañosa sencillez y a la elegancia sin presunción del francés, siguen ofreciendo la prosa más lúcida de quien se sabe importante», dice Félix de Azúa en ‘Nuevas lecturas compulsivas’.

Otro que me alarga la vida es Jules Renard que es siempre una mina: «El hombre verdaderamente libre es el que sabe rechazar una invitación a cenar sin dar excusas», escribe en sus ‘Diarios’. Dice Enrique Vila Matas en ‘Impón tu suerte’ que cuando Dorothy Parker dijo aquello de que cada vez que se le ocurría una frase magnífica sospechaba que Oscar Wilde ya la había escrito, «cometió la ligereza de olvidarse de Jules Renard». Como soy más huraño que Salinger, cuando ahora alguien me invita a algo pero quiero quedarme en casa, digo que no voy sin poner excusas para hacerme el liberto, o digo que estoy escribiendo mi primera novela. Es verdad que la estoy terminando pero la quiero publicar a título póstumo para no llevarme muchos berrinches.

Este año que se acaba he bostezado mucho, algo que ya dijo Uriarte que solo está al alcance de la gente feliz. He bostezado tanto que se me ha olvidado hacer la lista de los libros que he leído, por lo que no podré alardear en las redes ni chulearle a la gente del pueblo. Creo que ha sido, a fin de cuentas, un buen año: la novia no me ha dejado, los átomos siguen unidos y la prueba del embarazo ha dado dos veces negativo. ¡Os deseo un feliz 2023 y que os bajen la cuota del autónomo!

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