Manuscritos
Cuando todavía no sabía lo que era el amor, me carteaba con una francesa. Venía los veranos a casa de los abuelos en la calle de atrás y me lanzaba por la ventana papelitos muy comprometidos, complicados de gestionar para un adolescente con menos futuro que Ciudadanos. «Te quiero», me decía la tía, y yo…