Una onda de felicidad
Los que la trataron dicen que hablaba como escribía. O que escribía como hablaba. Cuando la lees despacio, con esa lentitud adecuada que pedía Nietzsche en el prólogo de su libro «Aurora», sientes que estás ante una escritura revelada, inspirada, emanada de un otro lado, de un mundo que está más allá de lo sensible, de lo visible, y que la modernidad, embriagada de razón, ha ido acallando. Lezama Lima la llamaba la sibila. María Zambrano es la pitia, la escritora-sacerdotisa del oído y la música, la que escucha la voz divina con la que hace verdad que ilumina. Puso, como Brahms, vinos nuevos en odres viejos y nos dejó un pensamiento de amor, de esperanza, un camino espiritual de encuentro y reencuentro con la esencia que somos.
«Porque quizá la capacidad de crear se dé mejor en un desierto, en un exilio. La creación proviene de la revelación y las revelaciones se han dado siempre en el desierto. No me hizo falta salir de España para sentirlo. Yo creo que eso va en la capacidad o en esa riqueza que se paga también, todo se paga, para que se consiga una especie de desierto de soledad sin nombre; y esa soledad aparece quizá en los momentos en que se tiene todo, como también sucede que en el momento en que todo es desagradable llega una onda de felicidad», dice Zambrano a Juan Cruz en una de las entrevistas recogidas en nuestro libro «Toda la vida preguntando».
Acabamos el año leyendo a Zambrano, este 2024 que ha sido el 120 aniversario de su nacimiento y el 40 aniversario de su regreso a España tras casi medio siglo de exilio, ella que hizo de él un rito de iniciación de varias etapas hasta alcanzar lo que llamó el «verdadero exilio». Aseguraba que antes de convertirse en un exiliado, primero uno se siente refugiado, es decir, aquel que todavía no ha experimentado el abandono, y luego uno se ve como desterrado, donde todavía alimenta la esperanza de volver a su tierra. Luego ya, tras esos dos estadios, llega la condición de exiliado, ese momento en el que se pierde la esperanza de regreso y vive en la ausencia no solo de su tierra sino de cualquier otra tierra.
«Nunca ha habido tantos refugiados como ahora. Nunca ha habido tantos refugiados en países empobrecidos como ahora. Nunca ha habido tantas personas que no sabemos cómo llamar, pero que huyen de la violencia y no tienen protección. Pero en este libro no hay una falsa equidistancia: hay personas que luchan, que lloran, que se enfadan, que no se rinden, que lo vuelven a intentar, que lo vuelven a intentar, que lo vuelven a intentar», escribe Agus Morales en «No somos refugiados».
Lean a Agus. Lean a María, esa sabia de occidente. Lean #circulodetiza. Lean: https://circulodetiza.es/libros/
Les deseamos una buen entrada de año. Feliz 2025, todo está por contar