Yo he vivido cuatro vidas. Y eso es mucho trabajo.
Este libro es un regalo. Su autora sabe que la vida te puede arrancar pedazos. O todo, si te dejas. Y ella no se deja. Porque sabe superar el miedo y siente que la vida paga bien esa ausencia de miedo. Ella siempre dice SÍ, cueste lo que cueste. Ese SÍ ahora está en su patio, un patio en el que cobija sus pérdidas visibles e invisibles y también los regalos que atesora. En el patio de Malte descansan los pedazos de vida que nos faltan. Y los agujeros del amor.
Estoy muy cansada. Siempre cansada. Escribo solo con dos dedos y tardo mucho. Hago mucho esfuerzo ¿A quién le interesa mi esfuerzo? A nadie. Porque todos hacemos esfuerzos. El mío no es más importante que el de los demás.
Tener esclerosis múltiple no es una tontería. Pero ¿hay algo en la vida que sea una tontería?
Tener esclerosis múltiple proporciona un rango. Yo ya tengo un motivo, científicamente probado, para quejarme ¿Y los demás? No tienen etiquetas, de qué se van a quejar? Pues cada quien de lo suyo, porque el dolor tiene muchas caras. Quizás una enfermedad etiquetada da garantías. No me gusta. Nada. Quien se pone la etiqueta de enfermo pierde toda posibilidad. Yo tengo una enfermedad. Pero no soy una enferma